El Nombre Cósmico

EL NOMBRE CÓSMICO

Primer grado de iniciación Rahma.

Las iniciaciones dentro del proceso del contacto actúan como un reconocimiento por parte de los Guías Extraterrestres, de una expansión de conciencia adquirida a través del cambio y del autoconocimiento. Para los Hermanos del Cosmos el que una persona vaya fortaleciendo su voluntad a través de la búsqueda de realizar una acción más comprometida, amerita apoyo. Las iniciaciones al interior de los grupos son el  ¨apoyo¨ como para avanzar más y ligero. Entre las iniciaciones más conocidas en el contacto están: El Nombre Cósmico, Los Cristales de Cesio, Los Xendra y El Tercer Cristal.

El nombre cósmico es una vibración, una clave personal que cada uno de nosotros debe recordar, recibir, practicar, afinar,  y desarrollar al interior de Rahma; su repetición, vocalización o mantralización va más allá de una mera dinámica de interiorización, persigue elevar nuestra vibración ayudándonos a despertar nuestra conciencia, como el diapasón que vibra alto y  estremece, sumergiéndonos primero en lo más profundo de nosotros mismos, para luego proyectarnos hacia el universo.

El nombre cósmico se puede recibir de muchas maneras, como por ejemplo: a través de las meditaciones, llegando como una respuesta interna; en nuestros sueños o como una revelación en las comunicaciones de los Guías. Nuestro nombre cósmico nos devolverá el recuerdo de nuestro pasado, corregirá nuestro presente y señalará nuestro futuro, develándonos nuestra misión personal y colectiva.  Es pues una herramienta clave que tenemos cada uno de nosotros, que es personal e intransferible, y que surge en el proceso mismo de individualización del espíritu (Creación). El nombre posee dos partes y suele ser compuesto. La primera parte surge al sintetizarse nuestra individualidad. En ese momento hay una explosión de luz y de sonido; luego la terminación cósmica que es la segunda parte, procede del momento en que a lo largo de nuestras reencarnaciones, llegamos a tomar conciencia del camino espiritual, produciéndose en nosotros, un segundo nacimiento. Cuando llegamos a tener conocimiento de nuestra terminación cósmica, ésta nos permitirá ubicar nuestro momento del despertar, transportándonos al recuerdo de  aquella  época anterior en la que iniciamos el andar.

El nombre cósmico puede ser trabajado a través de meditaciones llamadas Lunares y Solares, actuando ésta iniciación como una llave hacia nuestro interior; pero siendo la llave, no es la puerta, ni tampoco la entrada,  ni menos aún, la mano que la hará girar en la cerradura.  Con la constancia y perseverancia propias del caminante, llegaremos a darle utilidad, pero dependerá más de nuestra compenetración y de la actitud con la que enfrentemos esta iniciación como para que alcancemos el fin deseado, o sea, un mayor crecimiento  para un mayor servicio.